Cuando era adolescente y vivía en Guatemala subí al Volcán de Agua. Ahí, un fantasma se me apareció de madrugada. Ascendía el Volcán de Fuego, e hizo erupción; bajé corriendo y llegué con los pantalones destrozados. En la cima del Pacaya, me golpeó en la cara y en el pecho una lluvia horizontal de piedra pómez.
En la fotografía, el Volcán de Fuego en Guatemala.
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!Vaya!, yo me subía en el basurero. El camión de basura recogía todas las bolsas del pueblo que se dejaban hace años en las puertas, y allí íbamos toda la pandilla al monte donde echaba todo lo del día anterior.
ResponderEliminarBuscábamos libros, juguetes...; jugábamos a muchas cosas. Imginate Jordi, lo que hacia erupción..., olores que ahora no entiendo cómo nos podíamos meter allí.
Justo al lado pasaba el río Rihuelo, que con su agua limpia nos bañabamos allí con ropa y todo.
La verdad es que los niños, niños somos o éramos.
Bueno, tú eras más arriesgado que yo, o será que en el pueblo no había volcanes.
Un saludo.