1 de abril de 2011

Identidad

 

Crecí sin tener una clara idea de pertenencia a un lugar, y así he vivido: con una rara y permanente sensación de extranjería. Nadie escoge donde nacer. Nuestra identidad depende —claro está— de nuestras raíces, pero también de nuestras circunstancias. Nunca me he sentido ni americano, ni europeo, ni nada en particular. Tampoco estoy a favor o en contra de nadie; me siento tan orgulloso de mi herencia española como de mi cultura mexicana, y no creo que tenga que escoger entre una u otra ¿Cual es la necesidad de elegir? Se puede —perfectamente— pertenecer a ambos mundos a la vez.