29 de enero de 2009

Retrato de familia

Un retrato de familia es mucho más que un mundo de parecidos y secretos por descubrir.

La Familia Boldó i Climent. De izquierda a derecha: mi bisabuela, Amparo Climent, Amparo, Joan (mi abuelo), Ramón, Clemente y José Boldó, mi bisabuelo. Morella, Castellón de la Plana, Valencia, alrededor de 1917.

26 de enero de 2009

Identidad

Mexicano por naturalización, y por desnaturalización (otoño de 1950)

El sentimiento de identidad depende de la pertenencia a un lugar, de la posibilidad de establecer lazos con otras personas. Cosa difícil en un mundo de desplazados, de apátridas, de refugiados y de migrantes sin papeles.

25 de enero de 2009

La pluma de mi abuelo

Poco antes de morir, mi abuelo me regaló su pluma estilográfica. La guardo sobre mi mesa de trabajo, repleta, por cierto, de fetiches y demás objetos en desuso. Está dentro de un tarro, entre lápices y pinceles. Como no la uso, se le seca siempre el depósito de tinta y la plumilla.

Igual que en otras ocasiones, y después de posponerlo varias veces, me animé a desarmarla para sumergir sus piezas en una solución de agua y vinagre. Esperé una semana a que ablandara la tinta, y ayer, por fin, terminé con un trapo de algodón y papel absorbente la tarea de limpieza. Volví a armarla y la cargué con tinta azul marino, el mismo color que le gustaba usar a mi abuelo.

Al principio, supuse que estaría inservible y que habría perdido cualquier posibilidad de funcionar. Aunque pensé, que quizá no, y que si volvía a servir, comenzaría a escribir con ella habitualmente, no sólo para que cumpliera su función, sino —y sobre todo— para conservar más viva la memoria de mi abuelo. Creo que el destino de las plumas es escribir, como el de los abuelos contar historias. Y creo, también, que ningún duelo logra resolverse del todo, y que por eso necesitamos inventar historias y rituales.

El caso es que la pluma sirvió, y entonces, sucedió algo insólito. Cuando empecé a escribir con ella, noté que no era mi mano la que veía, sino la de mi abuelo, que —como yo— era diestro. Atónito, presencié la aparición y me quedé observando aquélla mano hasta que terminó de escribir, sin detenerse, esta historia que ahora lees.

Era mi abuelo, sin duda. La misma piel, las mismas manchas; jamás olvidaría sus manos.

19 de enero de 2009

Boda

Una fotografía atrapa de alguna forma lo perdido. Siempre hay un cierto interés enfermizo, implícito en lo estático, en el tiempo detenido.

En la foto —entre unos desconocidos— aparecen mis abuelos, Joan y "Charito", las hermanas de mi abuela, Josefina, Amparo (la novia), el tio "Pepe" (el novio), y mi tía "Chata" al lado de mi madre, que es la más pequeña.

13 de enero de 2009

Disculpen la indiscreción



Disculpen la indiscreción, pero el único hermano que tengo siempre me cuenta mentiras. Esto no quiere decir que sea un mentiroso. Él sólo construye complejas e ingeniosas historias a partir de la verdad, la que, invariablemente, logra envolver con un sofisticado toque de alucinación. Practica este difícil arte con elocuencia, y, desde niño, lo hace eficazmente, por simple bondad, como artilugio para conservar y recuperar ilusiones perdidas, las propias, pero sobre todo, las ajenas. Tiene, además, un especial talento para llevar la explicación de su intimidad a planos insospechados.

Cualquier relación entre hermanos está llena de actos tiernos y violentos, de ambigüedades, contradicciones, pero más que nada, de incomprensión.

10 de enero de 2009

Noms i coses

Los muertos viven en las cosas y en las palabras que nos dejan.

Noms i coses que són, encara, on jo no hi sóc
[Nombres y cosas que son, aún, donde yo no estoy]
Nuria Boldó, ensamble-arte objeto, 42 x 82 cms. s/f.