
24 de febrero de 2009
Enseñanzas

16 de febrero de 2009
6 de febrero de 2009
Las dos carreteras a Cuernavaca

Cuando yo era niño, mi padre me llevaba los fines de semana a Cuernavaca, y siempre hacía el mismo comentario cuando pasábamos por el lugar donde se juntan la vieja carretera con la nueva.
—Si en lugar de ir por este camino —decía pensativo—, hubiéramos ido por el otro, seguramente, ahora mismo, nos podríamos ver, y hasta nos saludaríamos.
Hace poco visité a mis nietas, que desde que murió su padre —mi hijo mayor— viven en Cuernavaca. El caso es que en el viaje de regreso, volví a pasar por el mismo lugar donde mi padre repetía invariablemente su ocurrencia. Detuve el automóvil a la orilla de la carretera y lloré por mi hijo y por todos mis muertos como nunca antes lo había hecho. Yo no creo en otra vida, sin embargo, desde que paré en aquel sitio vivo con una pequeña esperanza en el corazón, de que tarde o temprano volveré a encontrar a los que tanto amé, aunque sea por un momento, y aunque sea, solamente, para tener que decirles adiós otra vez.
2 de febrero de 2009
Dolores Alandí de Belda

Pequeñas Memorias, publicado en Blog de Jordi Boldó
La tradición oral familiar cuenta que recién llegada a México, exiliada de la Guerra Civil Española y enferma de demencia senil, se pasaba el día asomada a una ventana de su departamento en la colonia Roma. Sólo, de vez en cuando, dejaba de ver a la calle para decirle en valenciano y sin malicia alguna a la indígena oaxaqueña que la cuidaba
—Mira Benita, quina chen més llecha, —mira, quina chen més animal.*
*—Mira Benita, que gente más fea, —mira, que gente más animal.
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