11 de julio de 2009

Bananos

En el muelle de Puerto Barrios, Guatemala, recogía con mi amigo Chang unas enormes pencas de banano. La fruta, aún verde, era demasiado madura para ser transportada en barco, y la compañía United Fruit no tenía más remedio que regalarla o tirarla al mar. Chang era un simpático chinito que trabajaba en la panadería de su padre haciendo exquisitos pasteles de plátano. Nunca me dejó verle cocinar porque decía que yo tenía una mirada tan fuerte que cortaba la masa. En ese tiempo vivíamos en unas barracas junto a la torre de control de un destartalado aeropuerto. En su pista, donde nunca vi aterrizar un solo avión, yo andaba en bicicleta y perseguía lagartijas y culebras para reventarlas a pedradas.

4 comentarios:

  1. ... y uno encerrado, perdiendo el tiempo, en eso que aún llaman escuela...

    ResponderEliminar
  2. Jordi, haces que los detalles pequeños sean geniales. Eres un encanto.

    Lucano, un buen mensaje....

    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. "Linda" afición con los animales...

    ResponderEliminar