
Hace muchos años fui testigo de un atentado guerrillero a una refinería. La impresionante explosión de un depósito de gasolina nos hizo correr despavoridos —a mi madre, a mi hermano, a mi padrastro y a mí— bajo una enorme bola de fuego que, por fortuna, se desvaneció en el aire antes de caernos encima.
Menos mal, lo vivistes pero has podido contarlo.
ResponderEliminarHistorias que quedan grabadas y que a veces mejor no haber sido contadas...; la palabra atentados es degradante.
Te has ido de mi blog, como un ave....