1 de abril de 2011

Identidad

 

Crecí sin tener una clara idea de pertenencia a un lugar, y así he vivido: con una rara y permanente sensación de extranjería. Nadie escoge donde nacer. Nuestra identidad depende —claro está— de nuestras raíces, pero también de nuestras circunstancias. Nunca me he sentido ni americano, ni europeo, ni nada en particular. Tampoco estoy a favor o en contra de nadie; me siento tan orgulloso de mi herencia española como de mi cultura mexicana, y no creo que tenga que escoger entre una u otra ¿Cual es la necesidad de elegir? Se puede —perfectamente— pertenecer a ambos mundos a la vez.

8 comentarios:

  1. Tu identidad es una mezcla de dos culturas y naveguas libremente sin banderas ni nacionalismos, la identidad a fin de cuentas es uno mismo, no necesitamos pertenecer, sólo tenemos que "ser".
    Besos barbón

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  2. Mi caso es muy similar; coincidimos ampliamente en puntos de vista. Aunque el ser aceptado y pertenecer a ambos mundos implica al tiempo no pertenecer del todo a ninguno, permanecer siempre un poco apátrida... A veces es dificil la vivencia sentimental del bilingüismo. Especialmente cuando se efectúan viajes de ida y vuelta de un mundo al otro después de muchos años... En uno siempre te falta el otro, y viceversa. No hay solución posible.

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  3. Hola, Jordi, estoy visitando espacios que aparecen en la lista de seguidores de otros blogs amigos. Éste me pareció muy bueno, voy a quedarme por aquí como seguidor, si me permites.
    Si tienes ganas (sólo si tienes ganas), te invito a pasar por el mío.
    Un saludo desde Argentina.
    Humberto.

    www.humbertodib.blogspot.com

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  4. Oi lindo fazendo um tour ,Passei por aqui ;)
    Ótimo findi !
    Beijos Meus !

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  5. Nadie escoge nacer, directamente...

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  6. me recuerda a BUmbury y su canción "el extranjero"

    Una barca en el puerto me espera
    No sé dónde me ha de llevar
    No ando buscando grandeza
    Sólo ésta tristeza deseo curar
    Me marcho y no pienso en la vuelta
    Tampoco me apena lo que dejo atrás
    Sólo sé que lo que me queda
    En un solo bolsillo lo puedo llevar
    Me siento en casa américa
    En antigua quisiera morir
    Parecido me ocurre con áfrica
    Asilah, essauira y el riff

    Pero allá dónde voy
    Me llaman el extranjero
    Dónde quiera que estoy
    El extranjero me siento

    También, extraño en mi tierra
    Aunque la quiera de verdad
    Pero mi corazón me aconseja
    Los nacionalismos, ¡qué miedo me dan!

    Ni patria, ni bandera
    Ni raza, ni condición
    Ni límites, ni fronteras
    Extranjero soy

    Porque allá dónde voy
    Me llaman el extranjero
    Dónde quiera que estoy
    El extranjero me siento
    Porque allá dónde voy
    Me llaman el extranjero
    Dónde quiera que estoy
    El extranjero me siento

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  7. El extranjero

    -¿A quién quieres más, hombre enigmático, dime, a tu padre, a tu madre,
    a tu hermana o a tu hermano?
    -Ni padre, ni madre, ni hermana, ni hermano tengo.
    -¿A tus amigos?
    -Empleáis una palabra cuyo sentido, hasta hoy, no he llegado a conocer.
    -¿A tu patria?
    -Ignoro en qué latitud está situada.
    -¿A la belleza?
    -Bien la querría, ya que es diosa e inmortal.
    -¿Al oro?
    -Lo aborrezco lo mismo que aborrecéis vosotros a Dios.
    -Pues ¿a quién quieres, extraordinario extranjero?
    -Quiero a las nubes..., a las nubes que pasan... por allá.... ¡a las nubes
    maravillosas!
    Charles Baudelaire

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