29 de julio de 2009

Desde la ventana

Tanto me cuidaban mis abuelos que no me dejaban salir a la calle. Yo miraba jugar a otros niños desde la ventana.

5 comentarios:

  1. un instinto de protección, con exceso de celo, crea prisiones en algunas casas.

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  2. Cuando por la razón que sea, uno comienza a establecer una relación casi personal con las ventanas, seguro que se pasa por la de sentirse prisionero de algún lugar, pero cuando uno se cansa de las prisiones, estas se pueden transformarse en vehículos hacia uno mismo.
    Un amigo me escribió algo que tomo prestado porque te va bien “Somos viajeros y pocos como tú fabrican el transporte”… las ventanas también son vehículos para los contadores de historias.
    Mis papas no me dejaban salir a la calle y nunca fue por cuidarme tanto… desde mi ventana también veía jugar a los niños, a las niñas y eso llega a ser muy cruel. Viví toda mi infancia en la misma casa y las aventuras me las tuve que inventar, otras sucedían cuando se me ocurría escaparme, cuando me prestaban a mis tías o a mis abuelos. Como las aventuras con mi abuelo materno que me llevaba a raspar magueyes muy temprano, tan temprano que nos cubría la neblina (respiraba pequeñas gotas de agua helada, la neblina tiene un olor particular que me encanta) y me daba aguamiel de desayuno, también me enseño a recolectar hongos buenos que mi abuela me hacía en caldo con un chile guajillo y un ajo, si se pone negro el ajo, entonces es malo el hongo y no se puede comer, siempre me decía.

    Pocos crean el transporte de regreso a aquel que fue nuestro hogar, unas pocas palabras que avientas a tu blog que provocan regresiones, gracias por eso. Y es que el hogar es un estado placentero que con encierro o sin él, se genera a partir de cómo nos contamos las historias que nos pasan y las que no también.

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  3. Hola Jordi,¿ y tú, te cuidas ?; si no te importa, te invito a que pases por mi blog y leas el pequeño cuento que he escrito. Su nombre real es " La princesa de papel ", hay detalles de ellos en mí. Lo verás con otro título, en alemán.

    No tienes porqué dejar un comentario, sólo leerlo. Ehhh !!, también tenía rejas de pequeña, ¿ quién me las ponía ?. Quizás yo.

    Un beso cielo.

    Ah, y cuidate mucho, merece la pena.

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  4. Me he identificado mucho con este fragmento; yo tenía que ver lo que había fuera a través del pequeño espacio que dejaban las persianas; por eso la primera vez que salí de noche me parecía un sueño, y ya nunca pude ver la realidad (el sol) de la misma forma. Un abrazo fuerte, después de un tiempo.

    PD: Por cierto, este verano regresé al querido México.

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  5. A veces no hace falta que unos abuelos prisioneros nos cuiden... Pues, conozco de muchos seres que deciden estar presos, pero en una carcel mental, mirando desde ella como otros (seguramente "locos") juegan a la vida!

    Broking limitations...

    Muy bello espacio!

    Abrazozzzzzz!

    Mai

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