Quizá sean sólo ambas caras de una moneda. Puede que resulte inevitable: los recuerdos duros nos martirizan al hacerse de nuevo presente y los dulces nos martirizan al recordarnos que ya no son el presente, sino sólo recuerdos. Por supuesto, es mejor que nos queden gratos recuerdos a que no nos quede nada. No obstante, si se me concediese, elegiría el presente: elegiría la solidez de lo palpable, la calidez de lo próximo, lo esperanzador de lo accesible.
Los recuerdos… en lo personal las pesadillas tienen algo que me agrada, hacen que la vida parezca un dulce sueño al despertar, o al regresar al presente, ya sea del pasado o del futuro, que puede ser también una pesadilla para muchos.
Y al contrario, un muy buen sueño a veces hace que uno desee permanecer en él.
Pero definitivamente, en cualquiera de los casos hay que despertar y seguir, con lo que ya llevamos acumulado y con lo que nos falta por agregarle al contenedor inmenso de la memoria.
A mi me encanta recordar, además, soy un nostlagico soñador... pero lo importante es llevar bien el presente, para que el pasado no interfiera y podamos llevar la vida hacia el futuro.
Pintor mexicano nacido en Barcelona, España, en 1949 . Su pintura proviene del informalismo catalán y explora en la tradición del expresionismo abstracto norteamericano de mediados de siglo, así como en la de algunos artistas mexicanos de la generación hoy denominada de "Ruptura".
Su obra es esencialmente pictórica, al margen de modas o tendencias, y a medio camino entre la abstracción y la figuración. Articula con gran riqueza de medios un lenguaje profundamente emocional, poderoso en su misterio y delicado en matices. Se caracteriza por un refinado y desconcertante sentido del color y la composición, con fuertes texturas y un depurado oficio que frecuentemente no se aprecia a primera vista.
Con casi cuarenta años de exposiciones monográficas, ha expuesto en museos y galerías de América y Europa. Reconocido con varios premios y distinciones, ha actuado como jurado en diversos concursos. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Dedica parte de su tiempo a escribir, a la promoción cultural y a la enseñanza de la pintura.
Quizá sean sólo ambas caras de una moneda. Puede que resulte inevitable: los recuerdos duros nos martirizan al hacerse de nuevo presente y los dulces nos martirizan al recordarnos que ya no son el presente, sino sólo recuerdos. Por supuesto, es mejor que nos queden gratos recuerdos a que no nos quede nada. No obstante, si se me concediese, elegiría el presente: elegiría la solidez de lo palpable, la calidez de lo próximo, lo esperanzador de lo accesible.
ResponderEliminarPor eso es mejor consultar a la memoria solo cuando sea necesario, al fin y al cabo es mucho mejor vivir el presente antes de que se haya esfumado.
ResponderEliminarLa memoria tiene su vida paralela y ciertamente muy independiente. Vamos, que va a la suya la muy puñetera.
ResponderEliminarBesos
De vegades, penso què la memòria ens juga males passades.Prefereixo guadar alguns records en una capseta ben tancada.
ResponderEliminarAbraçades
Los recuerdos… en lo personal las pesadillas tienen algo que me agrada, hacen que la vida parezca un dulce sueño al despertar, o al regresar al presente, ya sea del pasado o del futuro, que puede ser también una pesadilla para muchos.
ResponderEliminarY al contrario, un muy buen sueño a veces hace que uno desee permanecer en él.
Pero definitivamente, en cualquiera de los casos hay que despertar y seguir, con lo que ya llevamos acumulado y con lo que nos falta por agregarle al contenedor inmenso de la memoria.
Saludos, Nonantzi.
A mi me encanta recordar, además, soy un nostlagico soñador... pero lo importante es llevar bien el presente, para que el pasado no interfiera y podamos llevar la vida hacia el futuro.
ResponderEliminarBelo e verdadeiro ...
ResponderEliminarDeveríamos poder apagar os maus sonhos e
ficar só com as doces lembranças .
Beijo e uma Noite de Paz.